América Latina y el Caribe: 10 puntos clave para entender nuestros desafíos (y nuestras oportunidades)
- Miyuki Kasahara

- Jan 29
- 4 min read
Updated: Jul 4
Extractos de la ponencia de Felipe Commentz (CAF) en el programa Global Competitiveness Leadership (GCL) de la Universidad de Georgetown. Enero 2025.

Desde hace tiempo escuchamos que América Latina y el Caribe tiene todo para despegar: talento, recursos naturales, creatividad. Pero los datos siguen mostrándonos lo que no queremos asimilar del todo.
A partir de una clase con Felipe Commentz, Consejero del CAF (Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe), resumimos 10 puntos que arrojan luz al por qué la región aún no logra alcanzar su potencial. A su vez, es una invitación a observar y cuestionar con objetividad la naturaleza de los obstáculos que nos abruman para hacer algo al respecto.
1. Crecemos poco, y cada vez menos
Durante la “época dorada” entre 1951 y 1979, la región creció en promedio un 5,5% anual. Pero ese dinamismo se perdió: entre 1980 y 2009 bajamos a 2,6%, y desde 2010 apenas alcanzamos un 1,9%. Hoy, las proyecciones a mediano plazo siguen siendo bajas. Por ejemplo, el crecimiento proyectado para 2025 en varios países clave como Brasil o México no supera el 2%.
¿Por qué importa? Un crecimiento tan bajo no alcanza para reducir pobreza, generar empleo o financiar políticas públicas ambiciosas.

2. Estamos atrapados en la “trampa del ingreso medio”
Al 2023, 108 economías (más del 75% de la población mundial) eran consideradas países de ingreso medio. Pero solo 34 naciones han logrado dar el salto a ingreso alto desde 1990. América Latina y el Caribe (ALC), en su mayoría, no está entre ellas.
La región sigue dependiendo de sectores tradicionales, tiene baja inversión en Investigación y Desarrollo (I&D), y sufre debilidades institucionales. Para salir de la “trampa del ingreso medio” la región debe promover un crecimiento sostenible.

3. Productividad estancada y alta informalidad
La productividad total de los factores (PTF) en ALC es solo el 33% de la productividad de EE.UU. Además, más del 50% de los trabajadores en la región están en la informalidad, lo que limita la seguridad social, la recaudación fiscal y la innovación empresarial.
En República Dominicana la tasa de informalidad fue de un 55.6% al 2023.
A esto le sumamos la poca participación de las mujeres en el mercado laboral con una brecha del 22.8% entre hombres y mujeres, la tasa de jóvenes de 15 a 24 años que no trabajan ni estudian de un 17.1%, los bajos niveles de innovación, adopción tecnológica y generación de conocimiento, entre otros factores.

4. Desigualdad estructural que no cede
Lamentablemente, hay puntos en los que sí estamos a la cabeza como región y uno de ellos es la desigualdad. ALC es la región más desigual del mundo. El 10% más rico concentra cerca del 55% del ingreso, frente al 35% en Europa.
Y lo más grave: la desigualdad se hereda. Los tres grupos especialmente afectados son:
Mujeres: altos niveles educativos no se traducen en acceso a empleos de calidad.
Poblaciones rurales y periféricas: menos acceso a servicios básicos.
Grupos étnico-raciales: menor movilidad educativa y mayores tasas de pobreza.
5. Desencanto con la democracia
En 1995, un 61% de las personas en ALC prefería la democracia frente a otras formas de gobierno. En 2023, solo el 48% lo sigue creyendo. Entre jóvenes de 15 a 25 años, la cifra es aún menor.
En las elecciones presidenciales entre 2018 y 2022, 13 de 19 elecciones fueron ganadas por la oposición. El “voto castigo” refleja la insatisfacción con el statu quo.

6. Deuda pública en aumento y espacio fiscal limitado
El 68% de los países de ALC aumentaron su deuda pública desde 2019. En algunos casos, como Argentina o Brasil, supera el 80% del PIB. Además, el costo de esa deuda es alto: Pago de intereses como % de ingresos fiscales (2022):
ALC: 12,2%
Promedio OCDE: 4,8%
7. Juventud desconectada y brechas de género en el empleo
Casi 20 millones de jóvenes (15 a 24 años) en la región no estudian ni trabajan. El famoso grupo “NEET” (Not in Education, Employment or Training). Su impacto en el PIB puede rondar entre el 0,9% y el 1% anual.
¿Por qué afecta especialmente a las mujeres? Porque el 69% realizan tareas de cuidado no remuneradas y el 19% busca empleo por primera vez. Además, la tasa de empleo femenino sigue estancada alrededor del 46%, mientras que la masculina ronda el 69%.
8. Cambio climático: cada vez más eventos extremos
La región pasó de sufrir 28 eventos climáticos extremos por año (1980-1999) a 53 por año (2000-2021). Esto impacta en millones de personas, infraestructura y sectores productivos clave como el agro y el turismo.
Entre 2000 y 2021 la cantidad de afectados por desastres en ALC fue de 259 millones de personas, y se incurrió en daños de más de 361 mil millones de dólares.
9. Participación marginal en el comercio global y la propiedad intelectual
Desde 1980, ALC ha perdido participación en las exportaciones mundiales. Además, la región importa mucho más conocimiento del que exporta. El ratio de propiedad intelectual importada versus la exportada es de 7.9x, apenas exportando un 1% versus lo que importa en un 8%.
Esto refleja una economía poco integrada a las cadenas de valor basadas en conocimiento y el poco fomento del talento local para beneficio de las economías de la región.

10. Transiciones energética y digital: oportunidades que no podemos dejar pasar
La región tiene enorme potencial en energías renovables, minería verde (como el litio y el cobre), y la economía creativa. Pero para liderar, hay que cerrar brechas de conectividad, capacidades digitales y gobernanza.
Un dato a considerar es que el 36% de la reducción de emisiones que el mundo espera para 2070 depende de tecnologías que aún están en fase de prueba o adopción temprana. ALC debe prepararse para adoptarlas y adaptarlas.
América Latina y el Caribe, ¿y si nos damos el chance?
Si bien es cierto que los países de América Latina y el Caribe poseen cierta resiliencia antes crisis globales y la región actualmente no cuenta con conflictos armados, seguimos destacándonos por los retos que enfrentamos.
El no hacer frente a los mismos significa mantenernos fuera de una participación global significativa que posicione nuestra región como una de ventajas competitivas y no definida solamente por nuestras sombras.
A pesar de ser una realidad difícil de ver, la confianza debe estar depositada en que seguimos navegando en cientos de oportunidades que se traducen en un mayor índice de competitividad, posicionamiento, desarrollo económico y calidad de vida para cada nación.




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